Sexo +60 (Post 2 de 14)

Alrededor de la sexta década hay un momento crucial en que se os hace patente que ya no sois lo que erais. De repente os veis mayores; qué digo, mayores: ¡viejas! Pasado el primer susto intentáis adaptaros a esta nueva condición: os compráis un teléfono fijo con números enormes, ponéis barras donde agarraros en la ducha y decidís asistir a clases de aquagym. Eso al menos hace Isabella Rossellini en “3 Fois 20 Ans (Tres veces 20, Festival de Sevilla: Premio Jurado Campus 2011). Intenta adaptarse a una nueva situación que la abruma, pero se equivoca en un punto crucial: los viejos de hoy no tienen sesenta años, sino que pasan de los ochenta.
Es sabido que en el momento de la concepción se inicia ya el envejecimiento. El cerebro se va formando poco a poco hasta tener 100 000 millones de neuronas y billones de conexiones. Si no se le alimenta, se perderán muchas conexiones, pero con un estímulo regular las podréis recuperar e incluso crear otras nuevas. Aunque el envejecimiento disminuye la capacidad de adaptación al medio, en el adulto existe lo que se denomina neuroplasticidad: el cerebro reacciona en seguida y mejora con el debido entreno a base de aprendizaje y memoria. La función mental está en el circuito y depende de las conexiones y de los cambios que allí se producen, que a su vez dependen de factores del entorno. El enriquecimiento ambiental, o sea el que adquirimos de lo que nos rodea, aumenta las sinapsis neuronales. Al revés, las habilidades que no se trabajan no se desarrollarán. Se sabe también que el cerebro humano es un órgano social, por lo que se beneficia del contacto con los demás. A medida que uno se hace mayor debería mantener su independencia y su integración social. La doctora Mara Dierssen (del “Centre de Regulació Genòmica”de Barcelona) aconseja, además de nutrir el cerebro, practicar ejercicio físico moderado para potenciar los factores neurotróficos, tener actividad intelectual, relacionarse socialmente, disfrutar de las cosas y evitar las enfermedades en lo posible. Parece ser que si le dais todo esto al cerebro os irá de maravilla. Este concepto se llama “envejecimiento activo”.
El cerebro es también el principal órgano sexual, con permiso de los genitales. Los centros que se ocupan del deseo y del placer físico, aunque tienen terminales receptores, se ubican en el cerebro. El cuerpo entero dispone de herramientas capaces de dar placer. Un órgano tan extenso como la piel, por ejemplo, tiene miles de terminales nerviosos susceptibles de ser estimulados y de producir sensaciones agradables.
(Continuará…)
Os recomiendo estas lecturas relacionadas:
-El sexo del cerebro: https://goo.gl/U8jOMl
-¿Complicamos el sexo?: https://goo.gl/KnevMH
-De besos y caricias: https://goo.gl/BLd7Gb

-Fingir orgasmos: https://goo.gl/j9ZwH9

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