Acoso a la mujer en transportes públicos
El pasado 9 de julio el gobierno francés anunció un plan nacional
de lucha contra el acoso a la mujer en los transportes públicos. Estas fueron
sus propuestas: revisar las estaciones acompañados de usuarias para identificar
lo que podría mejorarse, aumentar la video-vigilancia, poner el 3117 como
número telefónico de emergencia, permitir que los autobuses nocturnos acerquen
a las mujeres a sus casas cuando estas tengan que recorrer mucho trozo a pie,
retirar la publicidad sexista (alimenta el acoso), promover campañas de
sensibilización dirigidas a los ciudadanos y a los alumnos de las escuelas. ¿Por
qué tomó estas medidas? Porque, según una encuesta, el 100% de las francesas había
sido acosada al menos una vez en el metro, el tren o el autobús, siendo el 50%
menores en el momento de la primera agresión. ¿A qué agresiones hace referencia
este plan? A tocamientos y provocaciones verbales. ¿Qué trato se daría al
acosador? Por poner un ejemplo, tocar un culo femenino le costaría 5 años de
cárcel y una multa de 75.000€.
La palabra “acoso”, sexual en este caso, significa
solicitar favores a alguien en contra de su consentimiento y, además de lo
desagradable e incluso peligroso que puede ser para la mujer, provoca un efecto
negativo sobre su conducta: la adaptación al sistema machista. Muchas optan por
no usar nunca faldas ni ropa ajustada, no sentarse al lado de un hombre o bajar
la vista en su presencia; otras se sienten culpables de la “provocación” que
suscitan.
Obviamente el error está
en el acosador, que ve a la mujer como un objeto porque él se cree superior,
pero también en la mujer que se ve a sí misma como una presa sin defensa
posible.
Como en tantos temas el problema de base reside
en la educación y la cultura, debiendo evitarse el sexismo en ambas. Es cuanto
menos sorprendente que en el siglo XXI y en Occidente deban ponerse límites a
algo tan básico como el respeto entre personas de distinto sexo. Pero si nos
fijamos en la pérdida de valores que ha sufrido nuestra sociedad, tal vez nos
parezca normal encontrarnos con un montón de individuos que se otorgan derechos
que nadie les ha dado.
Nos hallamos en una “sociedad líquida”, dice
Zigmunt Bauman,
móvil, llena de incertidumbre y con pocos valores, y deberíamos regresar a la “sociedad
sólida”, segura, llena de contenido y con valores. Tal vez no sea tan fácil
porque, como también avisa el conocido sociólogo, el comportamiento humano
descansa en algún impulso innato y presocial en los individuos.
Enlace a un video sobre el acoso, grabado por una joven en Bruselas.
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Breve y conciso. Gracias.